En su rol de Jefe del Centro de Apoyo al Desarrollo del Estudiante (CADE) y coordinador ejecutivo del Programa PACE UdeC, de la Dirección de Docencia, la vinculación de Jorge Roa Molina con la inclusión está fuertemente conectada por el trabajo desarrollado por la iniciativa que dirige, donde se entrega apoyo a los y las estudiantes en todo el proceso educativo.
¿Qué le motiva a involucrarse en la inclusión?
Me motiva la convicción absoluta que todas y todos tenemos los mismos derechos. Además, que se debe tener en cuenta nuestras diferencias, ya que la diversidad enriquece a las comunidades y, por tanto, todos y todas debemos tener las mismas oportunidades. Me motiva saber que, con compromiso y acciones concretas, nosotros como miembros de la Universidad de Concepción podemos contribuir no solo a una Universidad más inclusiva, más justa y equitativa, sino que también a una mejor sociedad.
¿Qué significa para usted una universidad inclusiva?
Una universidad inclusiva es una institución capaz de ir más allá del plano discursivo en temas relacionados con la inclusión, que en todos los procesos y niveles se promueva el valor de la diversidad. De este modo, por ejemplo, no solo los profesionales especialistas en el área deben hablar o realizar funciones desde el paradigma de la inclusión, sino que todos los actores de la comunidad educativa deben estar comprometidos. Junto a ello, deben conocer y entender que la inclusión es una labor incesante, pues cada vez que exista un grupo de personas existirá la diferencia y con ello la necesidad de potenciar lo mejor de cada uno.
¿Por qué cree es importante avanzar en la instalación de una cultura inclusiva en la Universidad?
Es crucial fortalecer la cultura inclusiva dentro de la Universidad porque es la única forma de permear a todos los niveles el valor de la diversidad. Como bien se sabe, las instituciones educativas no solo deben generar e implementar estrategias de mejora, sino que deben ser capaces de socializar los valores del Proyecto Educativo a toda la comunidad universitaria. Entonces, si nuestro proyecto educativo es ser una Universidad inclusiva, debemos fortalecer una cultura que valore la diversidad, con prácticas que fomenten la equidad. Así, entre todos, nos vamos apropiando del proyecto y formamos nuestra identidad como “Universidad inclusiva”.
¿Cómo participa en el proceso de la instalación de una cultura inclusiva universitaria?
Como Jefe de CADE y coordinador ejecutivo del Programa PACE participo activamente en la instalación de una cultura inclusiva. Es importante recordar que tanto el origen de CADE como de PACE justamente está relacionado con el compromiso con la inclusión. En nuestro país existe evidencia que con estos sistemas de acompañamiento estamos haciendo un tremendo aporte a todos aquellos y aquellas jóvenes que necesitan un apoyo adicional para acceder, avanzar y titularse con éxito de sus procesos educativos.
“Las y los invito a reflexionar. El primer paso para crear prácticas inclusivas es comprender que las grandes barreras de la inclusión están en nuestros propios prejuicios y actitudes. En la medida que vamos siendo conscientes de esto, desarrollamos mayor empatía y es más fácil darnos cuenta de que, independiente de los roles que ejerzamos en esta sociedad, podemos ser actores relevantes en la inclusión de todas las personas”.