Rodrigo Herrera Ojeda es Jefe de la Unidad Interculturalidad, de la Vicerrectoría de Relaciones Institucionales y Vinculación con el Medio UdeC. Su vinculación con la inclusión está relacionada por el trabajo que desarrolla, desde la instalación de políticas que incluyan la temática hasta acciones concretas tales como la elaboración de documentos y actividades accesibles para toda la comunidad universitaria.
¿Qué le motiva a involucrarse en la inclusión?
Creo que es medianamente imposible no involucrarse en el asunto de la “inclusión”, a no ser que uno decida convertirse en ermitaño y abandonar la sociedad en la que habita. El tema, más bien, sería el “cómo” lo hacemos y abogar para que se concrete un sentido de equidad en los distintos espacios en los que habita, tales como el trabajo, barrio, entre otros. Es, lisa y llanamente, un deber y una responsabilidad para con uno mismo.
¿Qué significa para usted una universidad inclusiva?
La inclusión puede verse como la posibilidad de abrir el espacio universitario a personas que, por distintos motivos ajenos a su voluntad, ven dificultada su opción de ingresar a ella. Sin embargo, desde otra mirada, también significa permitir que la universidad se incorpore a la sociedad tal cual es, con sus diferencias y complejidades, con el consecuente abandono de un proyecto de sociedad donde todos se parecen y hacen las mismas cosas de la misma manera. Entonces, en el fondo, una universidad inclusiva no necesariamente es una universidad que acoge o integra, sino que es una institución que ha sido acogida por el entorno en el que habita.
¿Por qué cree es importante avanzar en la instalación de una cultura inclusiva en la universidad?
Una universidad, como toda institución social formal, debe siempre intentar ir de acuerdo al ritmo que el mundo exterior a ella lleva. En ese sentido, si la sociedad en general está abogando por una mayor ecuanimidad en las formas de acceso a las cosas, una universidad debe asumir e incorporar aquel principio dentro de todos los ámbitos de su quehacer. Y desde allí, buscar ser parte de un proceso social que no empieza ni acaba en ella.
¿Cómo participa en el proceso de la instalación de una cultura inclusiva universitaria?
Buscando concretar iniciativas y acciones que orienten a que el día de mañana pudiese ser que la articulación y convivencia social en base a diferencias, culturales u otras, no sea tema, sino que se asuman como parte de la condición humana simplemente.
“Como decía un cantautor brasileño: “visto de cerca, nadie es normal”. Siguiendo esa estela, yo invitaría a las personas a reflexionar sobre las ideas de normalidad y anormalidad, homogeneidad y diferencia. Esto, con el fin de observar si acaso no hay pre-juicios o sobre-entendidos que, a lo mejor, no van de acuerdo a lo que se vive en el día a día, sino que de acuerdo a nociones poco cercanas a la realidad misma”.