Docente de la Facultad de Medicina con formación en la metodología aborda y explica las implicancias del desarrollo de la estrategia de enseñanza, aprendizaje y evaluación en la Universidad.

Hace más de una década, en 2011, se formó en simulación clínica y desde entonces llevó su conocimiento a las aulas. Lillian Matamala Valdés, Académica de Obstetricia y Puericultura de la Facultad de Medicina UdeC, inició su camino en esta metodología con el objetivo de entregar a las y los estudiantes herramientas que les permitieran desempeñarse con mayor seguridad y confianza en la práctica clínica real.

“Junto a un grupo de docentes de la carrera viajamos a Santiago para formarnos en simulación clínica. Tras recibir la capacitación, comenzamos a incorporar la metodología en algunas asignaturas preclínicas de Obstetricia y Puericultura para que las/os alumnas/os pudieran adquirir distintas habilidades y destrezas antes de ir a los campos clínicos, que se inician en tercer año. Fue un trabajo arduo, ya que la simulación implica varios componentes: preparar escenarios, garantizar los insumos necesarios y evaluar más allá de lo procedimental, incorporando el factor cognitivo, por supuesto, y actitudinal”, señaló.

Para la académica UdeC especialista en perinatología, la incorporación de la simulación clínica como metodología de enseñanza, aprendizaje y evaluación que se desarrolla a través del proyecto Centro Institucional de Simulación en Salud (CISS UdeC) junto con las Facultades de Enfermería, Farmacia, Medicina y Odontología potenciará las competencias de las y los estudiantes, lo que se traducirá en profesionales de la salud más preparados.

“En el área de la obstetricia y puericultura hay situaciones de urgencia que, por las características sociales y culturales del país, ya no se viven con la frecuencia de años atrás. Por ejemplo, una hemorragia materna, una eclampsia, que son convulsiones en una mujer embarazada o que ya ha tenido su hijo, hoy día no es algo habitual. Que las y los estudiantes se encuentren con una situación así en sus prácticas es de baja probabilidad, pero sí es muy probable y pertinente poder simular la situación. Con un entrenamiento en simulación clínica las/os alumnas/os sabrán qué hacer en caso de enfrentarse a un caso como ese, lo que es muy valioso para su formación”, aseguró.

La profesora con más de 14 años de docencia universitaria y Magíster en Salud Sexual y Reproductiva considera que la clave para el desarrollo de la simulación clínica es la capacitación en el cuerpo académico. En marzo pasado se inició el primer curso del Programa de Capacitación coordinado por la línea Fortalecimiento de las capacidades docentes del proyecto CISS UdeC, iniciativa que contó con una amplia convocatoria de inscritos/as.

“La simulación clínica no es sólo imitar experiencias de lo que se vive en la práctica clínica. La simulación implica conocer muy bien el escenario que voy a realizar y lo que se necesitará para que pueda desarrollarse lo más fidedigno posible y sin improvisaciones, considerando siempre los objetivos de aprendizaje que se quieren alcanzar con la práctica. Lo importante es que las y los estudiantes crean que lo que están experimentando en simulación es lo más parecido a la realidad”.

Mantener el contrato de ficción en el desarrollo del escenario simulado es parte de las estrategias en la implementación de la simulación clínica que, según Lillian Matamala Valdés, permitirá recrear situaciones lo más cercanas a la realidad.

“En la simulación clínica hay un compromiso que establece el o la docente con los o las estudiantes de que el ejercicio simulado es real mientras se realiza la práctica. Aquí las y los profesores tenemos la responsabilidad de guiar y preparar los escenarios con tiempo, asegurar que estén los insumos adecuados y un relato muy bien articulado, pero, sobre todo, asumir una actitud positiva. La simulación clínica es una manera distinta de enseñar, donde la retroalimentación es parte relevante del proceso y donde el error es parte del aprendizaje”, explicó.

El proyecto Centro Institucional de Simulación en Salud permitirá disponer de espacios para la práctica de simulación clínica en las carreras del área de la salud de la Universidad, por ello durante el presente año las líneas de acción que integran la iniciativa institucional se encuentran trabajando con el propósito de transversalizar la simulación clínica en el proceso de enseñanza, aprendizaje y evaluación de Bioquímica, Enfermería, Farmacia, Fonoaudiología, Kinesiología, Medicina, Nutrición y Dietética, Obstetricia y Puericultura, Odontología y Tecnología Médica.

“La simulación clínica es una metodología que se utiliza hace varios años y su efectividad está más que probada. Para nuestra Universidad será un gran aporte, porque robustecerá lo bueno que tenemos hoy en día y, por otra parte, nos ayudará a potenciar el trabajo en equipo entre las distintas carreras. Por el momento, me parece muy relevante incentivar al resto de las y los docentes, ya que será muy beneficioso para el estudiantado y eso significa que lo será para la comunidad entera y nuestra región. La simulación clínica implica un desafío por cambiar la manera en cómo hacemos las cosas, pero, sin lugar a duda, este esfuerzo vale absolutamente la pena. Llegó para quedarse y no podemos estar fuera”, sentenció.  

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